LÁSER
El tratamiento con fuentes de luz – LÁSER / Intense Pulsed Light (IPL) – en el tratamiento de la patología cutánea se basa en depositar energía dentro de un determinado objetivo, también llamado cromóforo.
LÁSER es un acrónimo en inglés de light amplification by stimulated emisión of radiation. El mecanismo de LÁSER e IPL es el mismo: se genera una cantidad de energía que se transmite en forma de luz, con unas determinadas características, a modo de “disparos”. Esta energía se absorberá en la piel, penetrando en mayor o menor medida, pero siempre teniendo en cuenta que hablamos de milímetros de penetración.
Sin embargo, no toda la piel absorbe la energía por igual. Existen, de forma resumida, tres dianas para las fuentes de luz en la piel, que se corresponden con tres “cromóforos”: melanina (pigmento, marrón), hemoglobina (sangre-vascular, rojo) y el agua (incoloro). Cada cromóforo absorbe mejor un determinado tipo de luz, como se observa en la gráfica.

Depositando mucha energía en un determinado tipo de luz (longitud de onda), conseguimos que la energía se deposite en una diana específica u otra. Al depositar la energía, la diana se calentará, consiguiendo, si llegamos a la energía necesaria, a la coagulación de las proteínas y posteriormente a la destrucción de la lesión. Esto se conoce como la “fototermólisis selectiva”.
Los láseres sólo producen un determinado tipo de luz, sin embargo, la IPL puede actuar sobre distintos tipos de luz. Así, de manera genérica, podríamos conseguir:
Lesiones pigmentadas: como léntigos solares, que son lesiones secundarias a un daño solar crónico.
Lesiones vasculares: como rojeces o telangiectasias, que pueden aparecer en pieles con rosácea o, igualmente, con daño solar crónico.
Rejuvenecimiento: se puede conseguir un calentamiento de la dermis sin lograr la coagulación, estimulando a los fibroblastos y produciendo, de forma natural, un aumento del tejido conectivo (hialurónico, …).
Además, el IPL no siempre trata una lesión en particular. Podemos especificar que queremos actuar sobre las telangiectasias faciales, pero de forma secundaria también puede actuar en el mismo acto -aunque es menos eficaz- en las manchas solares.
Por ello, un buen IPL puede resultar mucho más versátil que un láser, que solo podrá tratar un tipo de lesiones específico (vascular, pigmentadas, etc)

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