En cada etapa de la vida (fase de lactancia, fase de crecimiento, edad adulta, embarazo, menopausia y edad avanzada) necesitamos unos requerimientos alimentarios diferentes que van cambiando según lo hace nuestro metabolismo. Estos requerimientos varían tanto en cantidades como en valores cualitativos de las necesidades nutricionales. Cuando una persona llega a una edad avanzada, existen varios factores para tener en cuenta; si presenta alguna patología, su sintomatología respectiva, efectos secundarios de una mediación crónica, grado de dependencia y movilidad. Cada una de estas variantes dará como resultado unas pautas de alimentación diferentes y necesarias para cada uno de ellos. También es importante tener en cuenta sus preferencias alimentarias, gustos, disponibilidad a los alimentos y si requiere alguna textura alimentaria para evitar atragantamientos tanto en alimentos como en la bebida. Por todo ello, es necesario estudiar cada caso de forma individual para poder ofrecerle la mejor ayuda posible. Además de asegurarnos de que están bien alimentados, de que obtienen todos los nutrientes necesarios, de ofrecerles una alimentación segura y de que puedan reducir al máximo posible sus patologías y/o sintomatologías.